23 febrero 2006

Momentos dolorosos

Alguien fabrica, pieza por pieza, una trampa. Es casi decorativa, moderna, y no tiene nada de malo, sólo está ahí, junto a la puerta de la cocina.No importa en que momento, casi pudo ser antes de su existencia, uno no resiste la tentación de ver si funciona. Somos Dios soplando el barro mientras metemos el pié, para que la vida viva, y empiece de una vez por todas a morirse.

Los mecanismos tienen verdaderamente algo divino, no tanto en la seguridad de lo que va a pasar, en el dominio del futuro, si no en el chispazo, el golpe, el salto al vacío, la omnipotencia del presente.

Un niño le dice a otro: "¿a que no te subís?". Y a partir de ese momento, ese otro es o no es, casi para siempre. Quien diga: "subí vos", verá al resto de los humanos desde lejos, a la distancia que los demás juzgarán prudente para ignorarlo.

Pero el tema es la chispa, el gatillo, el detonador. Los suicidas no deben ver más que ese presente que hacen estallar cuando ejecutan su venganza eterna. Los niños enamorados también, cuando preguntan: ¿me querés?.

Todo cambia cuando tenemos un hijo, que nos grita desde el futuro. Yo, que conozco suicidas, no imagino uno con hijos.
Por eso el que ama se tiene que anticipar, si puede, desarmar la trampa o hacer mecanismos para volver, para quedarse.
El que más ama es el que sigue amando.

3 Comments:

Blogger Adria said...

"De chico mis padres me hicieron algo que impide que me gusten la cumbia, showmatch o lea el horóscopo: me mandaron al colegio."

Jajajaja Simplemente extraordinario.

1:18 a. m.  
Blogger cachetazoalaviolencia said...

a veces, uno se cansa de tener razón.

4:14 p. m.  
Blogger cachetazoalaviolencia said...

No le tenga miedo al miedo.
El que se burla es el que está mas asustado.

12:56 p. m.  

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